Entre las nubes, si son rosas o celestes, hay siempre un tipo triste y uno contento. El contento come helado, el triste cruza sus dedos y se los cuenta una y otra vez una y otra vez detrás de la espalda.
Pese a todo, el hombre triste tiene un gato gordo y con corbata que lo espera en su casa y lo consuela; le cuenta historias graciosas que le pasan en la oficina y a veces lo lleva a mirar como otra gente va al cine y sale decepcionada.
El hombre contento soporta todos los días las quejas de un ratón irascible y nervioso que lo espera para recordarle que nada tiene que ver la vida, la vida verdadera, con chupar y chupar un helado.