Los han traído seres extraños y ajenos, a esos tipos que parecen imponer modas, manías, formas de mirar y despreciar a la gente. Entidades extraterrestres, sin un grano de polvo en la suela cósmica de sus zapatos.
Los traen para dejar en claro que, pese a que creamos avanzar en el desarrollo de nuestra inteligencia, nunca estaremos a la altura de los malvones o las piedras. Los traen para que organicen desfiles y creen marcas e impulsen el desarrollo de una nueva línea de pensamiento en cuanto a las connotaciones marxistas implícitas en los comics; Los traen para que ponderen la autosuficiencia de los gatos, para que aseguren que en los monos y no en Dios están todas las respuestas y para que la gente use cuello redondo cada tres temporadas.
Detrás de ellos hay flores hechas con lápices de colores. Desprolijas, arrugadas, ciertas, como la vejez. Si uno las mira un rato, termina por olvidarse de todo lo demás.