En la cabeza de un mamífero de cinco años caben, entre otras cosas: Hamlet entero; un conejo que imagina plagas, abrazado a un manojo de flores, muertes dolorosas para todas las mujeres que alguna vez lo miraron de soslayo; un chancho; enanos de goma con bombín que bailan la misma canción durante doscientos años para que los dejen entrar al Cielo; Extraterrestres ateos de cuellos largos y ojos desorbitados que, ajenos a todo lo que pasa por la cabeza de todos, toman jugos con gusto a nido de pájaro.